Dentro del contexto de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el ODS 8 (Trabajo Decente y Crecimiento Económico) está fuertemente impulsado por la Economía Naranja y se ve reflejado en el Censo Naranja, La Naciones Unidas manifiestan su preocupación por la situación del empleo en la región de América Latina y el Caribe, debido a la incidencia de la informalidad en el mercado laboral de la región, que puede llegar hasta un 47% (CEPAL, 2015). De esta manera, surge el Objetivo de Desarrollo Sostenible 8 (ODS – 8) “Trabajo decente y crecimiento económico” 

La Economía Naranja está demostrando ser un buen generador de empleos tanto directos como indirectos promoviendo el apoyo al logro del ODS – 8; para que esta generación de empleo se convierta en trabajo digno debe haber un apoyo en varios niveles para que los emprendimientos informales maduren hasta convertirse en empresas y así generar empleo formal y digno. 

Además, interesante resaltar que en la zona “1 de cada 5 personas (20%) están empleadas por una empresa naranja”, y el 64% de este empleo va dirigido a las mujeres lo que se significa que “3 de cada 5 personas que trabajan en una empresa naranja son mujeres” una cifra de empleabilidad femenina de gran importancia destacando el papel productivo de la mujer cochabambina mucho mayor en comparación a otras unidades económicas. 

Basándonos en estos datos, podemos afirmar que la Economía Naranja tiene un efecto significativo sobre el ODS 5, Igualdad de Género, debido a que el 64,7% del empleo total está compuesto por mujeres, por lo que a través de esta economía se impulsa a la mujer en el mercado laboral y por ende, se logra una incidencia positiva en el nivel de igualdad de genero dentro del mercado laboral.